Hace algunos años, quizás nueve, cansado del
silencio, consciente de un absurdo presente que nos arrastrará a la desgracia
de estos tiempos, me incorpore al comando de la resistencia presidido en el
Zulia por mi hermano Edwin. Un sector importante del país cansados de amenazas,
de ver como se dilapidaban el dinero publico y se aceleraba la ruina del país,
nos agrupamos y comenzamos a realizar actividades que nos permitieran superar
nuestros miedos y advertir sobre el peligro presente.
Los destructores del país desplegaban acciones
criminales en todo lo amplio del termino y lanzaron amenazas, insultos y
consignas entre ellas "Chávez los tiene locos", con esta ultima
admito lo lograron, hoy el ciudadano en general esta loco, loco por no poder
llevar una vida digna y decente.
En el trajín de la lucha conocí un personaje de
voluminosa figura, con apetito abundante y exquisito, con modales muy
particulares, vestido casi siempre con el mismo atuendo, de buen verbo, exhibió
amplios conocimientos del derecho constitucional, hacia esfuerzos por demostrar
valentía y de manera insistente declaraba profundas criticas al régimen y a su
mentor Hugo Chávez, de quien aseguraba llevaría a los tribunales
internacionales por violación de los Derechos Humanos y la Constitución, entre
otros, a quien retaba con frecuencia y manifestaba en todos sus discursos que
sus hijos le habían informado que Chávez era “retro” haciendo alusión a un
canal de televisión en el que su programación era dedicada al pasado.
Le escuche decir cosas muy duras del régimen y
de sus dirigentes especialmente de Chávez. En oportunidades hacia criticas a su
hermano que en paz descanse, quien era parte del régimen. Bien el
personaje en cuestión se creía el adalid de la justicia, el mas duro y serio
enemigo del régimen y llamo a la calle a una marcha del “no regreso” hasta que
se fuera Chávez; ordenó comprar caramelos para recuperar la energía, de lo que
seguramente algunos aun tendrán guardados.
En opinión de varios seria el futuro presidente
y el se sentía agradado y convencido de ello. Hasta el punto que fue mostrando
su verdadera personalidad, lo que trajo como consecuencias en la relación del
trabajo por sus exigencias y prepotencia, fuertes desencuentros.
Hago memoria que siendo yo la persona en el
Zulia encargada de prepararle los actos y acompañarlo en sus giras tuvimos
serios enfrentamientos, uno en particular al proponerme que aceptara presidir
el comando de la resistencia en el Zulia traicionando a mi hermano, y otro en
el club de profesores de LUZ. Porque el voluminoso doctor, embriagado de poder
exigía una seguridad y un recibimiento presidencial, y advirtió que hacia un
gran esfuerzo por no irse, que era lo que le provocaba. Testigo de ello el
futuro alcalde Metropolitano, un exgobernador del Zulia entre otros. Cuando no
pude contenerme, de manera airada respondí ante tal pretensión, ya que ni se
tenían los recursos para lo exigido, ni era verdad lo que pensaba, y dentro del
club se reventaban las paredes de gente deseosa por salir del régimen. Luego de una fuerte discusión donde hubo frases
duras como “se puede ir cuando le de la gana”, “mal agradecido”, “creído” y
pare de contar, en horas del almuerzo se acerco a ofrecerme disculpas de las
que hoy pienso que no se las merecía a la vista de los resultados, pues a el lo
que le sale es pedirle perdón a Dios.
Su reciente comportamiento lo hace acreedor de
las frases del Libertador "El
talento sin Probidad". Que a la muerte de su hermano salio desbocado a
buscar su lugar como asesor del régimen, que a pesar de su voluminoso cuerpo lo
que más destaca es la cara de descaro y desvergüenza, solo comparable con la de
Arias Cárdenas quien bautizo a Chávez de asesino.
Verlo dar declaraciones y discursos que
desdicen todo lo que refirió hace años no es mas que deshonroso. Yo, que le
escuche decirle a su familia que su hermano debía respetar a las damas, siento
como el irrespeta ahora a las mujeres de este país, que sufren, ver morir a sus
hijos por falta de medicinas y alimentos, que viven en una cola para mendigar
subsistencia.
El pide debates cuando lo que tiene que mostrar
es arrepentimiento. Pedir perdón a Dios, hacer un sincero acto de contrición.
Me siento feliz por las cosas que le dije hace
años y que se quedaron cortas, que afortunadamente la oportunidad me dio la
posibilidad de conocerlo, y que los términos que utilizo en el entonces para
definir al chavecismo eran inspiración de si mismo, de su propia imagen.
¡RASTRACUERO lo recuerdas!
Por eso no lo nombro, el sabe tristemente quien
es, y la gente lo llego a identificar a tiempo.
Edgar Luzardo Añez
9 de abril de 2016