El
ojo del huracán
Julio
Portillo
Venezuela está
en el ojo del huracán. Este país tiene la inflación más alta del mundo, arbitrajes
perdidos en tribunales internacionales, economistas dicen que está al borde del
default, por el vocabulario de su mandatario, el dinero robado al erario
público por sus funcionarios depositados en bancos del exterior, el secuestro
político del Alcalde de Caracas Antonio Ledezma practicado por el propio
gobierno, y ahora se le investiga por la sospecha de que se ha convertido en un
Estado narcotraficante.
El manejo
oficial de este asunto, lejos de estimular el esclarecimiento de la acusación
hecha a funcionarios y al Presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello
ha sido de una torpeza inaudita. Desde hace tiempo se vienen señalando a
Generales de Venezuela como inmersos en la red de narcotráfico. Walid Makled,
el narcotraficante venezolano apresado más famoso, declaró que tenía en sus
nóminas, pruebas contra 40 generales.
El gobierno
lejos de pedirles a los Estados Unidos, las pruebas públicas contra
sus funcionarios, responde con una alharaca de solidaridades de sus
copartidarios y apela al olvido. Venezuela es un país bicéfalo. Maduro es el
Presidente formal, pero Cabello es el Presidente real: presidente del partido,
de la Asamblea Nacional y “jefe” de la fuerza armada. Un coronel ha dicho que
Cabello tiene lazos estrechos con 46 de los 96 tenientes que manejan
batallones.
Las demandas de
Cabello contra los diarios ABC de España y El Nacional de Venezuela lejos de
atemorizar a la prensa internacionalmente han alborotado el avispero. Ahora es
el Wall Street Journal de Estados Unidos quien dice tener pruebas de esta
acusación. Tribunales de Nueva York y Miami adelantan la investigación. No es
para menos, 131 toneladas de cocaína producidas por Colombia, pasan por
Venezuela.
El descredito
del gobierno venezolano crece cada día. Su población padece la crisis económica
más grave en toda su historia. No hay alimentos y medicinas. Su soberanía por
la dependencia de Cuba, Rusia y China lo convierte en un Estado vasallo. Se
comenta que Raúl Castro ha recomendado a Maduro tomar distancia de Diosdado. El
hecho de que desde Estados Unidos se diga que Maduro no está en el
narcotráfico, hace pensar que “algo huele mal en Dinamarca”. Posiblemente
Diosdado se convertirá en “la cabeza de turco”. Para salvar al régimen del
colapso que se le avecina, es posible que el chavismo sacrifique a Diosdado.
Ya es evidente
además, que al no encontrar pruebas de conspiración contra el Alcalde Ledezma,
su caso pase a la historia como el de un secuestro político y la acusación
lleve a la cárcel de 20 a 30 años, como lo establece la Ley Orgánica contra el
Secuestro y la Extorsión, no a unos trabajadores de la Alcaldía Metropolitana
de Caracas utilizados para la acusación, sino a la Fiscal Luisa Ortega Díaz y
Diosdado Cabello, quienes pagarán por este delito. La primera al terminar su
gestión será llevada al Tribunal Penal Internacional de Roma.
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