“Moral y luces son
nuestras primeras necesidades”, Simón Bolívar.
Cuando
El Libertador hacía referencia al muy recitado pensamiento, nos advertía en
aquellos lejanos días de 1819 sobre la necesidad de afianzar el concepto y la
práctica de la moralidad, y sustentar esta con las luces del conocimiento
impartido al vulgo mediante la educación laica, para apartar al hombre común de
las tentaciones de la ignorancia y la corrupción del espíritu humano.
“Más nos han
gobernado por la ignorancia que por la fuerza”, Simón Bolívar.
Hace
poco terminé de leer por segunda vez un libro titulado “Hitler: La Conspiración
de la Tinieblas ”
escrito por Trevor Ravenscroft. En él se hace referencia repetidamente acerca
de un conjunto de individuos, posteriormente encabezados por el mismo Adolfo
Hitler, quienes invocando fuerzas oscuras, y en conjunción con una terrible
crisis político-económica y un proceso gradual de degradación moral colectivo,
hicieron posible la toma del poder en Alemania por parte de un advenedizo
resentido y esquizofrénico (según algunos estudios), que usando los conceptos
de raza y espacio vital (Lebensraum) lograron llevar al Mundo a una absurda
guerra, acabar de manera atroz con la vida de por lo menos veinte millones de
seres humanos, entre ellos seis millones de judíos, convertir a Europa en un
montón de escombros y cenizas y comprometer el destino de por lo menos dos
generaciones de seres humanos, por decir lo menos.
Hitler
igual que los modernos tiranos caribeños usaron elementos para dividir la
sociedad, con el odio como instrumento, la persecución y el asesinato como
procedimiento comunes y le impunidad como protocolo de Ley.
Ellos
contaban inicialmente con las SA de Romn y luego con las SS de Himmler, que no
eran más que grupos paramilitares bien armados y preparados para la represión,
la persecución y el asesinato.
Hoy
en Venezuela, quienes dicen gobernarnos cuentan con un sofisticado aparato
represor, construido en varios niveles, que opera como en Cuba y en la Alemania Nazi como elemento de
supresión de la protesta y la disidencia política.
Toda
la estructura de poder esta cimentada en la difusión perenne de propaganda, el
uso del miedo como elemento coercitivo y la capacidad corruptora.
Toda
la estructura del poder puede ser desboronada con la práctica cotidiana de la
ciudadanía responsable, con el ejercicio de nuestros deberes, con la exigencia
del respeto a nuestros derechos, con la organización de las comunidades y con
el uso de la palabra como nuestra mejor arma.
La
mentira, como dicen, tiene patas cortas, lo que hay es que contrastarla con la
verdad. La ignorancia se combate con la educación, a todos los niveles y en
todos los estratos. La degradación moral se combate con el ejercicio de
nuestros valores (entre ellos la honradez) como doctrina de vida.
Conozco
a más de uno que no aguanta la tentación de un fajo pequeño de billetes, uno,
solo uno. Pero si a esos pobres hombres, ante su debilidad y falta de
honestidad, ni su madre los tratara, al segundo fajo le dirían que no. Quizás
sea tiempo de dejar de tomarnos fotos y beber con bandidos, y dejar a los
bandidos solos, para que se acostumbren que ante la corrupción del espíritu, la
soledad será su única recompensa.
No
busco con este articulo hacer un tratado filosófico sobre la moralidad y la
educación como esencia de las sociedades prosperas, busco hacer reflexionar a
aquellos que sin quererlo dan apoyo a quienes nos oprimen. No es mucho lo que
debemos hacer, solo debemos tomar conciencia de ello y proceder en el mismo
sentido.
No
solo tienen manchadas las manos de sangre aquellos que usan el poder para
reprimirnos, o para enriquecerse, también las tienen manchadas quienes los
aplauden, adulan o acompañan, aunque el producto de su lucro sea menor,
inclusive ínfimo.
¡QUE DIOS BENDIGA A
VENEZUELA!
Alexander Acosta
Guerra
Siendo las 23:01
(11:01 pm) de un lunes 28 de marzo de 2016
Movimiento Actívate con Venezuela
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