miércoles, 18 de mayo de 2016

ÑOoo Otra Vez

En una amena conversación con unos cubanos de los que llegaron a #Venezuela como parte del contingente de milicianos que los Castro enviaron como mercancía. La conversación se prolongó y fuimos entrando en confianza, hubo relatos interesantes de su llegada y de su transcurrir en estas tierras.

Las señoras a su llegada fueron acogidas por familias marabinas que creían en el proceso. A la hora de ser alojadas les mostraron su habitación, en tono ameno casi chistoso comentaron las cubanas, con el gesto de afirmación de quienes las acogieron; que al mostrarles los gabinetes para acomodar su indumentaria, las hospitalarias señoras le preguntaron por su ropa interior la cual brillo por su ausencia. Un poco alarmadas las hospitalarias familias al día siguiente las llevaron a Makro y fue todo un acontecimiento el que le compraran media docena de pantaletas a cada una. Las visitantes asombradas preguntaban  ¿cuántas podían comprar? y mayor asombro fue escuchar "todas las que quieras según el dinero que se tenga".

Manifestaban que vivieron de sorpresa en sorpresa, entre otras cosas ver pagar con dinero plástico o sacarlo de una máquinas incrustadas en la pared. Poder llegar a un restaurante o supermercado y comprar a gusto y sin limitaciones. Manifestaban sentirse privilegiadas por la gente que las atendían y les permitían vivir como nunca, a pesar, que su remuneración no era mucha, porque el pago lo recibía el gobierno cubano y le asignaba solo un monto para lo estrictamente necesario.

Comentario similar hicieron los caballeros, uno de ellos dijo que lo trajeron para desarrollar un producto que no conocían (azúcar refinada) con técnicas y maquinarias que le parecían de otra galaxia; en el trayecto de la conversación hablaban como maracuchos con acento cubano, algunos ya con familia formada y muy relacionados con los nativos.

Luego hubo profundas reflexiones y con gestos de dolor, como perseguidos por un azaroso destino pronunciaban "ÑOoo otra vez", exclamación de preocupación ante la amenaza de pasar nuevamente por el trauma de la pobreza, las limitaciones, la miseria, la esclavitud. Expresaban "esto pinta igual que allá (Cuba)", y uno de ellos advirtió una diferencia "Mira hermano allá corríamos peligro con el gobierno, aquí es el gobierno y la calle". "ÑOoo otra vez".  

¡Que vaina es esta!, y los contertulio casi al unísono exclamamos "coño de la madre!"
  
Edgar Luzardo Añez
18 de mayo de 2016

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